Es verdad que cuando uno pone de su parte y cuando se esfuerza,
generalmente obtiene sus frutos, sus recompensas. Que si bien todos tenemos capacidades distintas que hay que potenciar para dar lo mejor de nosotros mismos, con esfuerzo aquellas acaban dando los mejores resultados. Y aunque digan que actualmente no hay una cultura del esfuerzo, estoy rodeada
de gente joven que rompe esos tópicos. Como mis queridos sobrinos, por
ejemplo, que desde que eran pequeños, sus padres les acostumbraron a
esforzarse, aunque les costase ese pequeño sacrificio que a veces hay
que hacer para conseguir lo que uno se propone. Así
que no puedo estar más contenta de las notas que hoy nos ha enseñado mi
sobrina, a punto de entrar en la universidad. Que si bien es verdad que
la 'materia gris' es muy buena, no por ello deja de dedicarle horas al
estudio, que compagina con trabajos de canguro, el deporte, un
voluntariado y salir con sus amigos. Y su hermano no se queda a la zaga,
pues ha quedado en un buenísimo puesto en las pruebas de matemáticas, de toda Catalunya, a
las que se ha presentado (en este caso, la 'materia gris' es óptima,
aunque no dejo que se lo crea mucho...). Y si bien es verdad que los
quiero igual, obtengan o no esos logros, saber que ponen empeño para
sacar lo mejor de sí mismos, me enorgullece.
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