sábado, 6 de agosto de 2016

Envasar el aire de montaña

Vall de Núria
Hace poco he vuelto de pasar unos días con parte de la
Ribes de Freser. Vistas desde la habitación
familia, en Ribes de Freser. Nada más llegar, respirar el aire puro y ver las montañas altas, lejanas, las más cercanas, las vistas desde la habitación del hotel y sentir la frescura de la noche, el descanso estaba asegurado. La pequeña población de camino a Nuria, con el paso a nivel del cremallera despertándome a eso de casi las ocho, goza de una serie de fuentes de agua que hacen honor a la misma, envasada. Sin embargo, aquí la teníamos gratis y con una frescura que hacía de los paseos, parada obligada en las fuentes.
Por la noche, los dos ríos, el Freser y el Segadell, dejaban un rumor de silencio en medio de la villa, donde sólo su rítmico sonido, acompañaba la apacible noche de los que tienen la suerte de dormir junto al río.

 La llegada a la Vall de Núria, con el Balandrau, no era si no, la continuación de un camino espectacular que, entonces recordé, había hecho caminando hace unos años, desde Queralbs, el pueblo de Marta. Os lo recomiendo. Si bien Núria se ha convertido en un parque temático, es un buen lugar desde donde salir para hacer otras montañas, como el Puigmal. Éste lo intentamos hacer, ya hace años, con un grupo de amigos, aunque la falta de tiempo nos dejó a medio camino y desistimos. El telecabina, que remonta a los esquiadores y los que quieren refugio en el albergue, te lleva a la conclusión de que algún día, envasarán este aire puro de los Pirineos y harán pagar por una de las pocas cosas que aún no tienen precio.

 La visita obligada a la cuna de Cataluña, se vio acompañada por el descubrimiento de la necrópolis, dentro del Monasterio y lo interesante de ver la evolución de la forma de pasar de este mundo terrenal a otro que sigue siendo un misterio.

Monasterio de Ripoll
Ribes de Freser. Fuente del Paseo
 Tal ha sido mi descanso y desconexión de la jungla urbana y el ruido, que al día siguiente de llegar, dando un breve paseo, terminé con un golpe de calor, bajada de tensión incluida, todo un conjunto de males, de añoranza de la paz que me da sentirme rodeada de montañas. 
Y el espectáculo maravilloso, impagable, que es ver la sombra de las nubes en la cima de aquellas.