Tirarse a la piscina

Algunos de vosotros quizá lo habéis hecho este largo fin de semana (para los de Barcelona), a pesar de que el agua todavía esté demasiado fría. Otros, lo haceis a menudo en la piscina del gimnasio ( yo misma). También habrá que sois más bien “de secano”. Puede ser que haya alguien que nunca haya pisado una piscina. Bien, sea como sea, casi todos, por no decir todos, nos hemos tenido que “tirar a la piscina” alguna vez en la vida. Dicen que lo ideal es hacerlo de bebés, cuando la criatura experimenta la sensación del agua como un medio natural. Pero no todos aprendimos a nadar desde bebés en un ambiente relajadito. A mis hermanos y a mi, nos tocó aprender con los primos mayores, que nos querían sacar el “miedo” con unas maneras poco ortodoxas. A pesar de que tirarse en la parte honda y darse cuenta de que no pasa nada, lo considero un buen método, no así la manera como lo hacían ellos. A veces, era a traición, por la espalda y venga! al agua y siempre había uno, que te hacía una ahogadilla y no te dejaba subir. Y con esto si que sufres. Yo, que ya lo veía venir, tenia una táctica con tal de que no me tirasen. Esperaba al lado de la piscina con las sandalias puestas y les decía que me tiraría enseguida. Que me lo estaba pensando...y así, mientras ellos hacían la puñeta a los hermanos mayores, yo me escabullía por otro lado y me tiraba, cuando yo decidía.

Y es que, muchas veces, en la vida nos hemos de tirar a la piscina, a pesar de no saber qué nos encontraremos. A pesar de, no saber si encontraremos agua o no. Entonces nos podemos meter una nata, pero nada , volvemos a subir. Y seguro que en otra, sí habrá agua y podemos nadar sin problemas. Y aunque también se puede ir con un flotador, nos daría una falsa sensación de seguridad y no nos dejaría bucear para ver qué hay más allá de la superficie. Y a veces, en la profundidad, están los tesoros más preciados...
Como cuando era pequeña, también he tenido momentos de muchas dudas y me he quedado mirando la piscina para encontrar el momento adecuado para lanzarme y me ha dado miedo no saber que me encontraría. Y después me he dado cuenta que, la profundidad de ésta es más una cuestión de percepciones y que todo se ve muy diferente cuando estas dentro del agua.