viernes, 23 de noviembre de 2012

The Shopping Night Barcelona

Ayer por la tarde, después de la inauguración de la exposición del MNAC, El museum explora. Obres d'art a examen, fuí con una amiga a la Shopping Night Barcelona. Un baño de frivolidad, de evasión, de tener una experiencia diferente, en estos tiempos de crisis, coincidiendo con el encendido de las luces de Navidad. Desde luego, fue cambiar de ambiente completamente. Y si bien en el primer evento se trataba de conocer, como si fuera el CSI de las obras de arte, todo lo que no se ve de ellas, en el segundo, era todo lo contrario.
La apariencia y mejor cara de no solo las tiendas, si no también de los asistentes a la fiesta (fiesta del shopping importada de NYC), era lo más importante.Si en el primero se podía saber lo que puede desvelar la restauración de una obra, como saber si se trata de una falsificación, la manera de hacer esculturas, el aprovechamiento de un lienzo por parte del artista, entre otras muchas curiosidades, en el segundo no había lugar ni espacio (literalmente, pues estaba a rebosar de gente) para nada que no fuera mostrar la mejor cara. En este caso, se trataba de mostrar una imagen cuidadada hasta el último detalle, con tal de mostrar una belleza, que aún siendo efímera y frívola, no dejaba de ser esa parte de belleza que a todos nos gusta contemplar. Y si en las obras de arte, permanece la belleza que el artista quiso plasmar y es el espectador el que descubre lo que había más allá, en la fiesta la belleza es efímera y lo que verdaderamente importa, es el transfondo de la persona. Aunque una noche al año, tenga el deseo, como en la obra de Oscar Wilde, de que su belleza y juventud sea inmortal.

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