Llevo desde el domingo con gripe, empecé sintiéndome destemplada y con mucho frío, cosa rara en mí. Yo que hasta hace una semana decía que este invierno no había cogido ni un resfriado común, gracias a mi cóctel de muesli natural, avena, germén de trigo y levadura de cerveza, ni ese desayuno sano ha evitado que la pille. No obstante, estoy con un asunto familiar peliguado, si bien el tema estás más suavizado, no deja de estar ahí. Seguramente, ese estado de estrés ha hecho que me bajaran las defensas.
Dejando lo fastidioso que puede resultar no salir de casa, le he visto ventajas, aún y lo débil que te sientes. Por ejemplo, ahora mismo, puedo contemplar sentada en una silla Poang al lado del balcón, las nubes espléndidas, que hay en Barcelona esta tarde. Una gran amalgama al fondo sobre el mar, que se van transformando y que en ocasiones parecen montañas nevadas. Es algo que contemplo a menudo, es verdad, aunque no tanto rato. Darme cuenta de que son las 18:13 y todavía nos queda luz para rato. Otra de las cosas que hago es aprovechar para leer estirada en el sofá, justo cuando el sol calienta esa parte de la casa, el libro que me he autoregalado hace poco. Escuchar toda la programación de la radio, con siestas de por medio, eso sí. Reirme sola, y pronto escribiré sobré los beneficios de reir, con los videos de los monólogos de Berto o junto a Buenafuente.
Dormir, dormir y dormir y paciencia (para alguien que necesita salir cada día, ni que sea de paseo, llueva o haga frío) aunque como dice el dicho "La gripe es una semana con medicina y 7 días sin ella".
Dormir, dormir y dormir y paciencia (para alguien que necesita salir cada día, ni que sea de paseo, llueva o haga frío) aunque como dice el dicho "La gripe es una semana con medicina y 7 días sin ella".
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