Me levanto a las 9. Escribo un rato mientras desayuno. Llamo al gimnasio para saber si hoy hay clases dirigidas. Mi voluntad tendrá que esperar hasta mañana. Limpio la casa. Salgo, guiada por el sol, hasta el parque donde me gusta sentarme. Escucho la Competència, mientras unas abueletas le dicen a una niña que no se coma la tierra. Algunos padres juegan con sus hijos. Otros se sientan y leen el diario. Me pregunto si alguna vez viviré un festivo de esta manera. Vuelvo a casa y hablo un rato con mi hermano y su novia, que han vuelto de Amsterdam. Me recomiendan un hotel con mucho encanto, con vistas al canal. Se han acordado del objeto que colecciono. Todo el mundo lo hace. Antes de comer, acaricio al gato, sentada en el balcón. Pienso en volver a viajar, cuando y con quién. Como y hacia las 4, me pongo a trabajar un rato. Me cuesta un poco. Unas llamadas. Una de una amiga que me explica que ha aparcado (sic) a los niños en casa de su madre. Que tenemos toda la semana para hacer planes! cine, teatro...lo que sea! Que todavía no se aclara con el Mac. Que practica bastante con la máquina de coser. Nos reimos con las 'curvas' que tanto cuestan. Hacerlo recto siempre ha sido más fácil. Antes de ir a dormir, check el correo. Un mail que me hace mucha ilusión. Espero la parte extensa. Otro me hace sonreir. Me gusta ir conociendo a la gente. Con esos pequeños detalles que les hacen únicos.
Parece que la semana será blanca. Blanca porque mañana hará un año de la famosa nevada. Blanca porque está por escribir. Blanca porque el Barça puede borrar el resultdao 'negro' de hace unas semanas.
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