Ahora que las vacaciones están a punto de acabar, seguramente que habréis hecho fotos de allí donde habéis estado, ya sea aquí o en la otra parte del mundo. Unas cuantas fotos, muchas o quizás, aunque no lo queráis reconocer, muchísimas. Podríamos decir ... miles? Con las nuevas cámaras digitales, por no hablar de los móviles, el hacer fotos en todas partes y en cualquier ocasión, se ha convertido en un hecho bastante corriente. Todo el mundo hace fotos!! Y lo que es mejor todavía, no hace falta que nos preocupemos de si "se gasta el carrete" porque con las cámaras de ahora, puedes ir haciendo fotos y más fotos, que, mientras quede memoria en la tarjeta, da igual haber hecho 20 fotos más o menos iguales de la Estatua de la Libertad o de un atardecer en unas islas paradisíacas.
Querer captar el momento, el instante, es algo que desde siempre ha querido el ser humano. Primero en forma de pintura y más tarde, con el invento de la fotografía, fotografiando para dejar constancia de todo aquello que pasa o de los momentos importantes para que no se borren de la memoria. Actualmente, en la era de la imagen, los medios y el acceso a ellos por parte de la población, para capturar imágenes, se han multiplicado. Por todas partes se pueden ver cámaras, móviles, cámaras de videovigilancia, televisiones, ordenadores, cámaras de cine, que pueden captar nuestra imagen en tiempo real. Aquí ya entraría la parte de fisgoneo y voyerisme que es el hecho de fotografiar sin que el otro se dé cuenta de ello. En la Tate Gallery de Londres, hay una exposición al respecto, hasta el 3 de octubre de este año.
Y yo me pregunto, en cuántas fotos de otras personas hemos salido cada uno de nosotros, sin desearlo? Ya sabéis, cuándo alguien hace una foto y estamos al lado, detrás o delante de aquello que fotografia y se nos lleva a casa, cómo si fuésemos un recuerdo más de sus vacaciones...