martes, 26 de marzo de 2013

Buenas intenciones

Muchas veces nuestras intenciones van en una dirección y los efectos de estas, son completamente diferentes. Y entonces tenemos que revisar nuestra conducta y ver que es lo que hemos de modificar de esta, para que realmente llegue el mensaje que queríamos, nuestra intención. Las intenciones las presuponemos y solo podemos inferirlas de los efectos de la conducta.
Esto lo hablaba con una buena amiga que está pasando por un momento bastante duro en su vida.
En plena felicidad con su pareja,  con dos niños que son la alegría de su vida y realizada en su trabajo, tiene que enfrentarse a una enfermedad que, si bien los avances en medicina han hecho que ya no tenga la gravedad de hace unos años, no deja de ser un motivo de preocupación y achaque de su estado de salud (y desde aquí le envío el más fuerte de mis abrazos). Pues bien, me contaba que desde que lo ha dicho, mucha gente le envía mensajes ofreciéndole todo tipo de cosas y ayudas. Me confesaba que no es que no lo agradezca, si no que le molesta que personas con las que apenas ha tenido relación a lo largo de su vida, con las que apenas tiene afinidad, ahora se acuerden de ella. Lo que realmente le va bien, me dijo, es el apoyo y ayuda de los que somos sus amigos íntimos. Pero lo que más le está afectando realmente de todo esto, es el mensaje que le llega: Estás muy muy mal. Y es que, a pesar de que las intenciones son buenas, el efecto que están teniendo en ella, es todo lo contrario.


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