Regálame tiempo. Regálame un abrazo. Esto me ha venido a la cabeza, de forma automática, mientras pensaba en el próximo post que quería escribir, relacionado con los regalos de Navidad. Pensé en escribir sobre ello cuando, estando con una amiga que me explicaba los regalos que iba a hacer a su familia, especialmente a los niños, le pregunté qué le gustaría que le regalasen. Me dijo que tenía de todo!
Y pensé que es verdad, que realmente, de lo material, tenemos incluso de más. Y así, durante este tiempo he estado elaborando toda una lista de 'cosas' qué regalar, todas ellas intangibles o al menos, cuyo efecto en el ánimo, es más intenso que el que produce un objeto, es más perdurable a nivel emocional que el físico. Aunque he de admitir que me gusta mucho que me sorprendan con algún detalle y que detrás de un regalo suele invertirse tiempo en pensar qué sería especial para esa persona (o eso es lo deseable!), qué le podría hacer ilusión, qué le gusta especialmente, por no hablar de dinero (si bien no siempre lo más caro consigue deslumbrarnos...), también es verdad que me gustan los detalles del día a día, que son como un regalo. Aquello que más que desenvolverlo, nos envuelve al recibirlo. Lo que nos hace la vida más alegre, más felices,... Que me regalen lo más me gusta.
Y el mejor regalo que podemos recibir, es aquello que sabemos que al otro más le cuesta darnos, su paciencia, su escucha, su tiempo,...esos pequeños actos de amor que demuestran que uno 'sale' de sí mismo.
Y pensé que es verdad, que realmente, de lo material, tenemos incluso de más. Y así, durante este tiempo he estado elaborando toda una lista de 'cosas' qué regalar, todas ellas intangibles o al menos, cuyo efecto en el ánimo, es más intenso que el que produce un objeto, es más perdurable a nivel emocional que el físico. Aunque he de admitir que me gusta mucho que me sorprendan con algún detalle y que detrás de un regalo suele invertirse tiempo en pensar qué sería especial para esa persona (o eso es lo deseable!), qué le podría hacer ilusión, qué le gusta especialmente, por no hablar de dinero (si bien no siempre lo más caro consigue deslumbrarnos...), también es verdad que me gustan los detalles del día a día, que son como un regalo. Aquello que más que desenvolverlo, nos envuelve al recibirlo. Lo que nos hace la vida más alegre, más felices,... Que me regalen lo más me gusta.
Y el mejor regalo que podemos recibir, es aquello que sabemos que al otro más le cuesta darnos, su paciencia, su escucha, su tiempo,...esos pequeños actos de amor que demuestran que uno 'sale' de sí mismo.
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