
En la novela de Agatha Christie, para cada uno de los personajes, había un motivo para que recibieran su castigo. Me pregunto qué hicieron realmente...

La madrugada del viernes empezó el verano y como no podía ser de otra manera, el sábado estrené la temporada "oficial" de playa, yendo a Sitges con unos amigos. Entre que era sábado, comienzo de puente y de vacaciones para muchos, sufrimos la caravana de coches, por las costas del Garraf (y por cierto, la misteriosa chica de las curvas, también se había ido de vacaciones).
Se me ha hecho extraño. Pero no porque fuera en un martes. Ni tampoco porque me haya ido una hora antes. Ni mucho menos porque ya no iré por la subida hasta la masia. Por no hablar del dinero que me ahorarraré, de los ferrocatas. No es nada de todo esto...Como os he dejado dicho, lo que me llevo son emociones. Las que he experimentado con cada mirada, gesto, palabra, las conversaciones banales y las conversaciones en profundiada, "los viernes del cachondeo y la baja productividad", las locuras de las que hablábamos a la hora del desayuno, las salidas, los emails locos, los sueños, las ilusiones, los reportajes gráficos, las despedidas y las bienvenidas, los croisancitos y chocolate con cava, los cambios que se han de aceptar, la incertidumbre de lo que pasará con cadauno de nosotros,...Pensé en haceros un punto de libro con una frase adecuada para cadauno. Para algunos no me ha sido fácil. Para otros, la tuve enseguida. Esto es como los libros. De algunos sólo ves la tapa. De otros, los lees entre líneas. Y con otros, me siento afortunada, puedes sumergirte en una lectura que requiere tiempo y llega a ser profunda. He intentado, no obstante, captar la esencia de cadauno, de vuestras aficiones o de lo que trabajáis. Me queda decir que ha sido un placer afrontar mi reto rodeada de gente como vosotros. Hasta siempre!.
Cuando era pequeña, pasaba el verano en dos sitios completamente diferentes. La mitad, en tierras de Lérida, enmedio de una paisaje árido, donde no llovia. Ahora bien, cuando lo hacía, las tormentas se hacían notar. La otra mitad, en un pueblo de Osona, en un paisaje verde y donde las lluvias, sobretodo las tormentas de verano por la tarde, eran habituales. Dicen que el verde es el color de la esperanza. Y que es necesario "ver verde" por los efectos beneficiosos que éste tiene. Desde pequeña, pude observar los matices que éste tenia. Y no me refiero sólo al color, sino a la esperanza. El paisaje árido, me recordaba que habría otro más esperanzador, tarde o temprano. Y el más verde y fresco, que no siempre tendría que ser así. Igualmente ahora, sigo con esta escala de emociones.