Hoy me he dado cuenta de que la artrosis del dedo de mi pie ha evolucionado más rápido de lo que yo esperaba desde que me lo detectaron, en abril. Me he quedado el resto de la tarde muy pensativa y hasta de mal humor. Sólo de pensar que pueda perder la movilidad, se me cae el mundo encima...Sin embargo, cuando he ido a dar clase de español, lo he hecho, como siempre, con mi sonrisa y aportando lo mejor de mí misma. Cuando mi alumno, de siete años, me ha dado la felicitación de Navidad hecha por él y un regalito, que era un mini baúl de juguete con pequeños tesoros suyos, me he dicho que son estas pequeñas cosas las que de verdad nos dan vida. Al salir, he ido a comprarle un regalito, ya que esta semana iremos a cenar, con sus padres, para celebrar la Navidad antes de que se vayan a Estados Unidos. Después de cenar, me ha llamado una amiga de Jerez y hemos estado casi una hora charlando. Hoy de cosas muy banales, al contrario de lo que solemos hacer, siempre de temas más trascendentales. Esta amiga, maestra y con la gracia que tienen los andaluces a la hora de hablar, me ha dicho que hoy me notaba muy alegre. 'Si supieras!' he pensado, porque no quiero volver a hablar del tema con los míos hasta que no vuelva al médico. Y así, no sé cómo me lo hago para mantener este espíritu alegre. El inconveniente es que piensen que siempre estoy bien.
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