Hace cosa de un mes escribía acerca de la necesidad que sentía de volver a sonreir por dentro, igual que lo hago por fuera. Sobre la sonrisa he escrito unas cuantas veces, de hecho. Una sonrisa abre muchas puertas a un mejor entendimiento con nuesttro interlocutor, apaibaga ánimos enfrentados y muestra a los demás que estás abierto al diálogo y a la comunicación. Con la sonrisa se crea un ambiente alegre y lleno de felicidad. Haced la prueba. Esto me recuerda el efecto positivo que he encontrado cuando he estado trabajando de cara al público y recibía a los usuarios con la mejor de mis sonrisas.
Pues bien, aporto algunos datos más. El hecho de sonreir, no sólo hace que lo hagas hacia afuera, también lo haces hacia dentro. Ésta ha de ser una sonrisa auténtica, que muestre una emoción espontánea y genuina. El neurólogo Duchenne la describió en 1862, como aquella que hace que se contraigan tanto los músculos de alrededor de la boca (cigomático mayor y menor) como el músculo orbicular cerca de los ojos, creando esa sensación tan placentera. Más tarde, Paul Ekmann, estudió
la relación de la sonrisa auténtica descrita por Duchenne, con un incremento de actividad en la corteza pre-frontal
izquierda (parte del cerebro donde residen las emociones positivas tales como
la sonrisa).
Si bien aquellas sonrisas forzadas también pueden tener el mismo efecto,
una sonrisa auténtica se nota mucho más y produce mejores
sensaciones. Están demostrados los enormes beneficios que tiene el mostrar expresiones faciales de agrado y placer, en nuestro bienestar emocional y físico y por tanto, hacia los demás.
Me quedo con esta frase de Eletta Robles "La sonrisa es un rayo de sol directa al alma".
Así pues, a sonreir cada día un rato!