Mis sobrinas estan continuamente recordándose las unas a las otras eso de 'no compartes'. Precisamente ayer, que estuve con ellas, observé más detenidamente este hecho. La pequeña quería que la mediana compartiera pero aquella a su vez, no podía hacerlo con la mayor.
Esto me hizo reflexionar sobre la necesidad de compartir, del deseo que todos tenemos de hacerlo.
Pero no solo las cosas materiales, que a fin de cuentas es verdad que es algo más infantil, si no aquello que nos remueve por dentro, lo que no se ve. Compartir es una necesidad que todos tenemos, si bien no todo el mundo
la tiene con la misma intensidad, ni comparte lo mismo con todos. Compartir es lo que nos guardamos para nostros. Nuestros pensamientos,
emociones, deseos, ilusiones, sueños, aquella herida que nos ha dejado
huella, nuestra visión de la vida, lo que esperamos de ella. En esto vuelvo a ser 'sibarita', hecho que se me ha criticado... Seguramente porque no todas las personas que tengo a mi alrededor, me inspiran la misma confianza. Y porque, es verdad, suelo quedarme lo que de verdad me importa para quién yo considero que realmente se merece esa parte de mí. Por muy pedante que pueda sonar, es así. No obstante, también se me elogia esa misma capacidad, que tiene una contrapartida: Se confía más en mi.
Y es que la confianza, para compartir algo más que una noche de risas y copas, es fundamental si uno quiere construir algo sólido en su vida.
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