A veces, le alegramos el día a alguien y ni nos damos cuenta. Otras, nos tendríamos que proponer hacerlo más a menudo, especialmente con los que tenemos cerca. Ya escribí sobre algo parecido, sobre la amabilidad y sus efectos, hace ya tiempo. Ayer me vino a la memoria, después de estar con una amiga toda la tarde.
Comimos en el jardín de la UB aprovechando la buena temperatura en Barcelona. Después, le metí un poco de prisa para subir a la biblioteca y que corrigiera una carta de presentación, de una amiga en común. Hace tiempo que le pide que se la mire, ya que la quiere enviar a un centro educativo en el que está muy interesada en que la contraten.
Como no está muy segura de que su estilo sea el adecuado, ha ido confiando en sus amigos para que le ayudemos en darle el toque final. A pesar de que teníamos prisa, se puso a corregir el documento, mientras yo le iba haciendo, también, alguna sugerencia. Todo esto, gracias a la amabilidad de la bibliotecaria, ya que al no ser estudiantes, no teníamos acceso al wifi con nuestros portátiles. Al explicarle que era solo bajar un documento, corregirlo y enviarlo, accedió a darnos la clave. Yo insistí en zanjar el asunto de la carta esa misma tarde, pues cuanto más tiempo pasa, más nerviosa se pone al no saber si podrá trabajar en algo que le ilusiona hace mucho tiempo. Fue pisar Ronda Universitat y ya tenía un whatsapp de nuestra amiga agradeciéndonos haberle corregido la carta.
Después nos fuimos a hacer una limpieza de cutis en un centro en el que luego te intentan vender cremas y potingues varios. Al acabar, mi amiga compró un limpiador facial. Seguramente la chica que nos hizo la demostración, quedó contenta de su poder de persuasión (he de decir que conmigo hay que 'currárselo' más o...hacerlo más original). Al salir, nos fuimos a tomar un café, con nuestra cara fresca, iluminada y más tersa que nunca (notese la ironía). Allí hablamos de lo divino, de lo humano (y tan humano...) y de que ambas experimentamos, alguna vez, esos 'discursos internos' al que a veces hay que decirles 'STOP!'. Si bien yo soy mucho más cerrada con mis cuestiones, aún y así, creo que algo ayudé con la conversación, ni que fuera a sentirse más acompañada.
Al dirigirnos hacia los ferrocarriles le hice esta observación, "Te has dado cuenta de que le hemos alegrado el día a dos personas? Por lo menos a una, seguro..." Ya allí, ella quiso inmortalizar nuestro paso por las cremas 'milagro', para enseñárselo a un amigo con el que se deja querer (lo de pareja está por ver, pero...a quién no le gustan los mimitos?) Fueron esos momentos, en los que nos divertimos con nuestros comentarios, por la amabilidad del chico que teníamos delante y que se ofreció a hacernos una, que al bajar en Gràcia, me dije que a veces alguien nos alegra el día o le alegramos el día a alguien. Que precisamente hoy que no tenía el día, todo eso...make my day!
Comimos en el jardín de la UB aprovechando la buena temperatura en Barcelona. Después, le metí un poco de prisa para subir a la biblioteca y que corrigiera una carta de presentación, de una amiga en común. Hace tiempo que le pide que se la mire, ya que la quiere enviar a un centro educativo en el que está muy interesada en que la contraten.
Como no está muy segura de que su estilo sea el adecuado, ha ido confiando en sus amigos para que le ayudemos en darle el toque final. A pesar de que teníamos prisa, se puso a corregir el documento, mientras yo le iba haciendo, también, alguna sugerencia. Todo esto, gracias a la amabilidad de la bibliotecaria, ya que al no ser estudiantes, no teníamos acceso al wifi con nuestros portátiles. Al explicarle que era solo bajar un documento, corregirlo y enviarlo, accedió a darnos la clave. Yo insistí en zanjar el asunto de la carta esa misma tarde, pues cuanto más tiempo pasa, más nerviosa se pone al no saber si podrá trabajar en algo que le ilusiona hace mucho tiempo. Fue pisar Ronda Universitat y ya tenía un whatsapp de nuestra amiga agradeciéndonos haberle corregido la carta.
Después nos fuimos a hacer una limpieza de cutis en un centro en el que luego te intentan vender cremas y potingues varios. Al acabar, mi amiga compró un limpiador facial. Seguramente la chica que nos hizo la demostración, quedó contenta de su poder de persuasión (he de decir que conmigo hay que 'currárselo' más o...hacerlo más original). Al salir, nos fuimos a tomar un café, con nuestra cara fresca, iluminada y más tersa que nunca (notese la ironía). Allí hablamos de lo divino, de lo humano (y tan humano...) y de que ambas experimentamos, alguna vez, esos 'discursos internos' al que a veces hay que decirles 'STOP!'. Si bien yo soy mucho más cerrada con mis cuestiones, aún y así, creo que algo ayudé con la conversación, ni que fuera a sentirse más acompañada.
Al dirigirnos hacia los ferrocarriles le hice esta observación, "Te has dado cuenta de que le hemos alegrado el día a dos personas? Por lo menos a una, seguro..." Ya allí, ella quiso inmortalizar nuestro paso por las cremas 'milagro', para enseñárselo a un amigo con el que se deja querer (lo de pareja está por ver, pero...a quién no le gustan los mimitos?) Fueron esos momentos, en los que nos divertimos con nuestros comentarios, por la amabilidad del chico que teníamos delante y que se ofreció a hacernos una, que al bajar en Gràcia, me dije que a veces alguien nos alegra el día o le alegramos el día a alguien. Que precisamente hoy que no tenía el día, todo eso...make my day!
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