Ver el partido en un bar o en casa de alguien, ya sea de la Liga, la Champions, la Copa del Rey, el mundial, que gane el Barça por 0-2 al Madrid, ya sea con 10 jugadores, la expulsión de Mourinho o que se diga que haya favoritismos de los árbitros, no tiene nada que ver con el fútbol... Tiene que ver con la necesidad de contacto, con la necesidad de compartir las emociones, las decepciones, las alegrías. Que se contagian, que se dejan ir más allá de uno mismo y se transmiten de uno al otro (ya lo dicen los médicos cuando recomiendan compartir las emociones fuertes, como en un partido 'de infarto'). Ver a los de siempre, descubrir caras nuevas. Salir a fumar a la media parte y aprovechar para comentar la jugada, ponerse al día o hablar de las cosas más futiles. Más contacto. El fútbol es la excusa. I así, en la conversación, salen dos palabras que son evocadoras, deliciosas (incluso diría, me producen ternura...).Y al final, como los jugadores, haber hecho cosas diferentes (y que no se me enfaden los merengues) ha llevado a resultados diferentes.
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