Hace tiempo alguien me dijo "Deslumbras por ti misma...no necesitas a nadie a tu lado para brillar!" Lo que no tuvo en cuenta era que, hasta el sol más brillante necesita que le den calor...
En realidad creo que si tienes luz propia, no es que necesites algo que te de calor, lo que necesitas es material para continuar brillando. Porque la luz la tienes que seguir emitiendo tú misma, no puedes depender de que si te dan, entonces das y, si no te dan, entonces te apagas. La fuerza del Sol radica en que no depende de los planetas para dar luz. Son los planetas los que dependen de su luz. El Sol no busca dar luz, la da porque sí y su combustible está dentro de él (claro que al mismo tiempo que da luz, se consume, que putada, no?). Por lo tanto, busca dentro de ti ese combustible para continuar dando luz... Aunque te consuma...
Y en que queda eso de "no necesitas a nadie a tu lado para brillar". Luz=brillo=calor. Por lo tanto, creo que el que te dijo eso lo dijo por decir algo, sin entenderte ni conocerte, simplemente por hacer un cumplido desde su propia subjetividad. Quid pro quo, ya lo decía Hannibal Lecter.
En realidad creo que si tienes luz propia, no es que necesites algo que te de calor, lo que necesitas es material para continuar brillando. Porque la luz la tienes que seguir emitiendo tú misma, no puedes depender de que si te dan, entonces das y, si no te dan, entonces te apagas. La fuerza del Sol radica en que no depende de los planetas para dar luz. Son los planetas los que dependen de su luz. El Sol no busca dar luz, la da porque sí y su combustible está dentro de él (claro que al mismo tiempo que da luz, se consume, que putada, no?). Por lo tanto, busca dentro de ti ese combustible para continuar dando luz... Aunque te consuma...
ResponderEliminarMaterial? Seguir brillando? Sin calor no tiene sentido, necesidad de dar y recibir calor.
ResponderEliminarY en que queda eso de "no necesitas a nadie a tu lado para brillar". Luz=brillo=calor. Por lo tanto, creo que el que te dijo eso lo dijo por decir algo, sin entenderte ni conocerte, simplemente por hacer un cumplido desde su propia subjetividad. Quid pro quo, ya lo decía Hannibal Lecter.
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