Hace cuatro años, el bonito día de Sant Jordi ayudé a unos amigos de mi hermano , que comenzaban una nueva aventura empresarial, abriendo una librería exclusivamente online. Mi tarea consistió en repartir unos puntos de libro, con información sobre la
librería, a cuantos más paseantes mejor.
Mi área de influencia fue de Rambla Cataluña, donde ellos tenían la parada,
hasta Paseo de Gracia. La intensa jornada dió para muchas anécdotas y para
darme cuenta de la competencia feroz que existe, en cuanto la venta de rosas ese día. Desde el cubo azul y rosas medio mustias hasta las paradas con cara y ojos y flores que parecían de
lujo, había un amplio abanico de puntos de venta.
Pues bien, a fuerza de pasarme muchas horas, al final terminé hablando con los
que tenían tenderetes, tanto de libros como de rosas y comentar cómo estaba
yendo el día. Había unas chicos que me contaron, con cierta decepción, que casi
no habían vendido nada y ya estaba atardeciendo. Enseguida ví que, en un día
como este en que toda princesa debe tener su rosa, la estrategia para conseguir
que compraran las suyas, debía ser otra. Así que les ofrecí mi 'savoir-faire'
sobre cómo hacer su ‘escaparate ' más atractivo, para que los paseantes les
compraran a ellos la rosa y no a la parada medio metro más allá. Dispusimos
las rosas y los puntos de libro de una manera más atractiva visualmente y
tuvimos que rehacer el cartel que tenían. Y sobre todo, el ánimo! Les animé a
dejarse ver algo más detrás de la mesa y abordar sutilmente, a los potenciales
caballeros que paseaban .
Este año mi sobrina mayor tendrá una parada con una amiga. Dada la competencia
que habrá, no la noté muy entusiasmada así que enseguida le dí una
de las ideas que me se pasaron por la cabeza. Estuve trabajando en ella y el
viernes pasado mismo la pusieron en marcha, así que este año habrá un poquito
de mí y mucho entusiasmo de ellas .
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