Pues bien, hay dos meses en los que la luz es especialmente increíble, por lo menos por estas latitudes en las que podemos apreciar el paso de las estaciones. La luz del mes de junio y la del mes de septiembre, ambas tienen algo especial. Un matiz muy sutil que anuncia la llegada del verano y la llegada del otoño, respectivamente. Fijaros. No es tan brillante y aún y así tiene algo que la hace sumamente especial, fascinante. Que me obliga a contemplar cada atardecer, hipnotizándome.
viernes, 13 de septiembre de 2013
La luz de septiembre
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