Entro en la tienda de m
uebles de madera- aquí todo es de madera, no hay nada hecho con conglomerado- y tengo que esperar un rato porque hay un chico que quiere comprar una estanteria de exposición. Mientras, me paseo por la tienda y contemplo maravillada, que en este mundo dominado por el conglomerado, todavía hay que, no sólo construye muebles de madera, si no que tiene clientes. Mesitas, cajas y cajitas, armarios, sillas y sillitas, estantes y estanterias, cajoneras, literas, ..Acaricio cada pieza como el que sabe que sólo podrá disfrutar de este tesoro de esta manera. Voy haciéndome una idea mentalmente, de que tipo de mesa quiero: el grosor de la base, las patas, el color, etc.
Cuando la dependienta queda libre, le pido una mesa. Enseguida me dice si conozco las "mesa camilla". Me pregunto, a qué viene esto de las "mesa camilla". Me las imagino en casa de la abuelita, con los faldones encima y un tapete de ganchillo hecho por ella. Con una planta de interior, que ella mima amorosamente. No, no. Todavía no me veo así.
Miro por la tienda a ver si hay alguna que se parezca a la que quiero.
-Veo que por alguna razón, quieres una mesa de madera...-me pregunta como si fuese una pitonisa.
Su pregunta me provoca toda una serie de reacciones, a pesar de que no le muestro que me estoy partiendo de risa.
Como estoy en la sección de mesas y me quedo mirando una de ellas, me dice si esta ya me va bien. Me la miro. Es una mesa que ya he fichado antes y veo que cuesta casi 300 €. De madera bien maciza, eso sí.
-No te convence- se atreve a decirme.
-Perdona?-le contesto a pesar de haber entendido la pregunta
-Que veo que esta no es la que quieres- insiste la dependienta-quiero-ser-pitonisa.
-Sí...lo que pasa es que la quiero sin este tipo de esquinas...la quiero más redonda...
-La quieres redonda?.
-No, no. Quiero una mesa como de despacho, pero con las esquinas romas.
-Como veo que mirabas estas... –dice señalando las dos redondas que hay.
-Ya, porque estas son del tipo que me gustan, pero la quiero más ancha, más grande. Y con las esquinas no tan puncheagudas, puede ser?.
Y sí, puede ser. Me pregunta qué tipo de acabado en madera quiero. Natural, barnizada o de colores. Me decanto por madera barnizada, más agradecida a la hora de limpiarla. Le doy las medidas y me doy cuenta de que el dibujo se le da mejor que adivinar las necesidades de sus clientes...
Cuando estoy a punto de irme, le pregunto.
-Qué madera es?.
-Es pino o abeto,creo, de un país nórdico.
Me voy, imaginándome el árbol, con todo su proceso natural, hasta llegar a las manos del carpintero que me hará la mesa a medida. Con las esquinas romas, eso sí.