Una de mis pasiones confesables, son mis sobrinos, las edades de los cuales van desde el año y medio hasta los 12. La figura de la “tia” esta a medio camino entre una madre, salvando las distancias, pues madre sólo hay una, y una amiga. Me explican todo lo que les pasa, desde que ya van solos en bici, hasta sus miedos a cosas tan extraordinarias, como el ruido de las motos (que yo me tomo muy en serio, pues es un ruido bastante molesto). Antes de que empiecen el cole y que tengan que invertir parte de las tardes en el estudio y las actividades extraescolares, me gusta aprovechar estos últimos días de vacaciones con ellos. Así que esta tarde hemos ido al parque de la plaza Ferran Casablancas, cerca de Mandri. Yendo hacia allí me he encontrado a una compañera del colegio, que ya me encontré el día de Sant Jordi, y está esperando un niño. Me ha vuelto a hacer mucha ilusión. Eramos un grupo muy divertido; cinco de los sobrinos, más una amiga de mi sobrina mayor, una hermana y nuestro cuñado. En el parque, lleno hasta la bandera, cadauno se ha encargado de un niño ( somos muy organizados) y yo me he quedado con la más pequeña. La de 7 acompañaba al columpio a la de 3 y la de 12 y su amiga, se enseñaban fotos del móvil, mientras el de 2 se tiraba por el tobogán, bajo la vigilancia de su tio y mi hermana ha aprovechado para hablar con una amiga un buen rato. Qué bonito, eh?. En este parque he pasado una parte importante de mi infancia y me trae muchos recuerdos.
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