Caixa Forum de Barcelona, ha tenido en una de sus salas, una representación bastante importante, de las obras del pintor inglés del siglo XVIII William Hogarth. La mayoría de los cuadros y grabados, pertenecen a la Tate Britain de Londres y la National Gallery, entre otros. Es un artista que desconocía y que me ha sorprendido por cómo sabe retratar con humor e ironía, entre otros temas, las costumbres de las clases bienestantes emergentes de la primera mitad del siglo XVIII, en un Londres cosmopolita y que era , en ese momento, la ciudad más grande de Europa. Una vida llena de placeres entre los cuales está el sexo (se puede ver cómo la sífilis causaba estragos en todos los estamentos sociales), el beber desmesuradamente (que por desgracia, todavía continúa), los matrimonios de conveniencia entre comerciantes adinerados y aristócratas arruinados, la corrupción política, la identidad nacional y la delincuencia urbana, son algunos de los temas que describe, de una manera, muchas veces, demasiado realista. De hecho, al final de su vida, Hogarth se arrepentió de todo el daño que podía haber hecho con sus obras, dónde no había dejado ningún estamento de la sociedad bien parado. Un pintor que podría pasar por contemporaneo y todo.
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