El viernes santo estuve en Montserrat, dónde me gusta ir al menos una vez al año. Tiene la ventaja de que no te hace falta el coche para llegar hasta la montaña. Y el inconveniente de que precisamente por este motivo, según cómo, se puede convertir en un “parque temático” (y perdonarme) sobretodo los festivos en que todo el mundo ha tenido la misma idea que tú. De entrada, al coger los ferrocarriles en Plaza España, tuvieron que poner otro de refuerzo, porque estaba super lleno. Cómo anécdota divertida, deciros que, en el que yo iba, una mujer catalana (el detalle es importante) intentaba explicar a unos japoneses que aquel sí era el tren correcto para ir a Montserrat. La pobre mujer los intentaba ayudar y para averigüar si bajaban en Monistrol o antes para coger el aéreo, les preguntó “Van a coger la cesta?”(sic)...No sé si a la Moreneta se llega en “cesta” o no, pero seguro que la imagen es muy divertida.
Para encontrar un poco de tranquilidad y, porqué no, de espiritualidad, me tuve que adentrar por caminos más bien solitarios. A pesar de todo, creo que es imposible sentirse sólo enmedio de aquellas montañas ( y no lo digo porque continuamente te encuentras a alguien que busca lo mismo que tú). Supongo que el hombre ha de volver a su esencia natural más pura y auténtica y lo consigue en la Naturaleza, dónde se encuentra a sí mimo. Sin artificios, ni máscaras, ni distracciones, ni nada más que le haga falta para conocerse. (a algunos, quizá os suenen estas reflexiones de una excursión que hicimos a Núria, con la niebla alrededor nuestro).
Quise hacer unas cuantas fotos para hacer un "Particular álbum de la flora de Montserrat en primavera”, pero me volvieron a dejar la cámara con las pilas gastadas y me fallaron a la 2a foto, así que os dejo esta.