domingo, 30 de marzo de 2008

El Montserrat que me gusta

El viernes santo estuve en Montserrat, dónde me gusta ir al menos una vez al año. Tiene la ventaja de que no te hace falta el coche para llegar hasta la montaña. Y el inconveniente de que precisamente por este motivo, según cómo, se puede convertir en un “parque temático” (y perdonarme) sobretodo los festivos en que todo el mundo ha tenido la misma idea que tú. De entrada, al coger los ferrocarriles en Plaza España, tuvieron que poner otro de refuerzo, porque estaba super lleno. Cómo anécdota divertida, deciros que, en el que yo iba, una mujer catalana (el detalle es importante) intentaba explicar a unos japoneses que aquel sí era el tren correcto para ir a Montserrat. La pobre mujer los intentaba ayudar y para averigüar si bajaban en Monistrol o antes para coger el aéreo, les preguntó “Van a coger la cesta?”(sic)...No sé si a la Moreneta se llega en “cesta” o no, pero seguro que la imagen es muy divertida.
Para encontrar un poco de tranquilidad y, porqué no, de espiritualidad, me tuve que adentrar por caminos más bien solitarios. A pesar de todo, creo que es imposible sentirse sólo enmedio de aquellas montañas ( y no lo digo porque continuamente te encuentras a alguien que busca lo mismo que tú). Supongo que el hombre ha de volver a su esencia natural más pura y auténtica y lo consigue en la Naturaleza, dónde se encuentra a sí mimo. Sin artificios, ni máscaras, ni distracciones, ni nada más que le haga falta para conocerse. (a algunos, quizá os suenen estas reflexiones de una excursión que hicimos a Núria, con la niebla alrededor nuestro).

Quise hacer unas cuantas fotos para hacer un "Particular álbum de la flora de Montserrat en primavera”, pero me volvieron a dejar la cámara con las pilas gastadas y me fallaron a la 2a foto, así que os dejo esta.

viernes, 21 de marzo de 2008

Subir al tren


Cuando veas pasar el tren y dudes en si subes o no...
porque no conoces el destino
porque no sabes quién habrá
porque no conoces a quién hay
...sube!, siempre encontrarás una parada dónde puedas bajarte.
Y quizá, me encuentras a mi y todo.

martes, 18 de marzo de 2008

La fina línea del deseo


Aquella fina línea entre el deseo y algo más...Aquel espacio de la nada, dónde las emociones pueden llegar a convertirse en sentimientos más profundos...Aquella tierra de nadie dónde has ido a parar no sabes bien cómo... Aquella fina línea que quieres cruzar...aunque no tengas muy claro lo que te encontrarás al otro lado...

(escultura, El ídolo eterno, Rodin)

domingo, 9 de marzo de 2008

Votar o dipositar el voto?

Dejando de lado que los resultados electorales sean, o no, de mi agrado, ha habido una cosa que me ha llamado la atención. Cuando he ido a votar, en el momento de depositar los sobres en las urnas, la presidenta de la mesa ha hecho el gesto de cogerlos. Entonces le he dicho si no los podía introducir yo, puesto que era yo la que votaba. Y me ha dicho que no, que lo tenía que hacer la presidenta de la mesa. Bien, que el procedimiento electoral sea éste, lo respeto. Lo que no entiendo es que cuando nos enseñan cómo han ido a votar los políticos, muchos introduzcan ellos mismos el sobre y no el/la presidente/a. Me he estado fijando y han introducido los sobres: Carme Chacón, Dolors Nadal, Joan Herrera, José Montilla, Artur Mas y Daniel Cirera (si me he equivocado con alguno, que me disculpe). A ver, no es "la fiesta de la democracia"?. Pues tengámosla en paz y que sean los primeros en dar ejemplo-. Y sí, lo hacen para la foto, pero podrían hacer el gesto y que lo acabase el/la presidente/a. Y ahora el momento de rauxa: qué hoja la del Senado!. Al llegar al colegio, he visto un montón de gente intentando doblar esta macro-hoja de color sepia. Más que una elección, parecía un taller de papiroflexia. Y después, de lo mal que se ha doblado, no cabia por la ranura de la urna.

sábado, 8 de marzo de 2008

Y qué es lo que me hace estar así?

Pues supongo que todo y nada. Que lo de siempre y lo que (nunca) pasa. El destino de mi vida y de mi muerte. Las fatales casualidades y la intuición (nunca) probada. La soledad tan (in)deseada. El estar harta de todo. El no saber nada y el verlo todo. Las emociones que van por dentro y no se adivinan por fuera. La certeza que todo es continuo y tiene un final. El acabarse la tranquilidad, robada ( y juzgada), tan deseada. En el fondo, yo misma.

domingo, 2 de marzo de 2008

Manolo, hazte la cena tú sólo!

Esta frase, que seguro ha provocado más de una sonrisa y de una carcajada, la ví en una pared de una calle de Gràcia, hace unos años. La verdad, a mi me hizo mucha gracia. Me imaginaba la mujer diciéndole al tal Manolo, las exigencias del cual le tenían harta, que ya no le haría más la cena. Ni nada más, si hacía falta. Entonces, todavía no había tanta concienciación sobre la necesidad de que el hombre también haga las tareas del hogar. Ni tantos estudios con tantos por ciento del tiempo que dedican ellos y ellas a planchar, sacar el polvo o a hacer la compra. Cada vez que leo alguno, pienso si realmente sirven de algo.
Hay una palabra que nunca me ha gustado y es la de ayudar...cómo si fuera una tarea ajena. Cómo cuando ofreces ayuda a un compañero de trabajo. "Te ayudo?". Sí, claro!, pero también es el piso en el que tú vives, las camisas que te pones, la cama en la que duermes,...
Lo que de verdad serviría, es que se pusiesen en la piel de la mujer que después de una día de trabajo, todavía tiene que poner lavadoras, hacer la cena, encargarse de que los niños hagan todos los deberes y comprobar que la niña tenga el equipo de natación en la mochila para mañana. Y no me vale la excusa de "Es que no sirvo para esto". Muy bien, lo has intentado?. Si crees que no sirves para algunas cosas, por lo menos intenta otras. Crees que las mujeres llevamos un gen-de-la-limpieza incorporado?. Que nacemos enseñadas?.
Si no se cambia desde la educación de los niños, de ellos y de ellas, que la responsabilidad ha de ser compartida y que no hay ningún motivo por el cual una mujer tenga que cargar mayoritáriamente con las tareas del hogar, no habrá estudio que conciencie de nada. Y otra cosa importante: que los niños vean cómo sus padres también planchan, tienden la ropa, barren, etc. Que aprendan con el ejemplo, con lo que ven.
Ahora, también he de decir que conozco padres que hacen mucho y con mucho gusto y que gracias a ellos, tengo esperanza en que las generacions futuras cambiaran de mentalidad.