Pues sí, finalmente ha nevado en Cataluña, en pleno mes de marzo, por debajo de las cotas normales (los Pirineos). Dicen que aquí no nevaba así, desde enero de 1985. En Barcelona ha empezado tímidamente (no así en las poblaciones próximas como Les Planes, Sant Cugat, etc donde ya había un buen grueso de nieve) y donde más ha cuajado ha estado en el Tibidabo. Pero poco a poco, ha ido cogiendo fuerza y a estas alturas, ya ha quedado la ciudad cubierta de nieve. He hablado con mi hermana y me ha dicho que, desde donde ella vive, se veía todo Montserrat (con un grueso de 30 cm. si no más) y pueblos de los alrededores, blancos, blancos. Me ha dado envidia sana de poder tener estos paisajes tan cerca.
Cómo me gusta ver nevar!.Tiene algo de mágico sobre todo para los que vemos nevar muy raramente. Digamos que si no provoca daños personales ni materiales, cortes de carreteras y aislamientos de pueblos, es muy bonito. Enseguida he pensado en mi sobrina, de 5 años, que en Navidad le dijo a su madre "Mamá, yo quiero que nieve, si no no es Navidad. Quiero salir y tirar bolas de nieve, hacer un muñeco y ponerle una zanahoria por nariz...".Y así, dado que va a una escuela que está cerca de Collserola, debe haber sido feliz de la vida al ver su anhelada nevada, desde la ventana de su clase y seguro que se ha puesto a imaginar... Y es que las postales que ha dejado este día, han sido como para decir "Feliz Navidad!!". A la que no le ha hecho tanta gracia la nevadita, ha sido a su madre, que ha sufrido el desbarajuste circulatorio de la parte alta de la ciudad.
Pues bien, esta tarde, me he equipado bien y he salido para ver cómo nevaba. He ido andando, subiendo por la calle Balmes hasta la Plaza Kennedy, donde había una niebla que impedía ver más allá desde donde sale el Tranvía Azul. Había un montón de estudiantes, gente joven, niños con sus padres, jugando a tirarse bolas de nieve y haciendo fotos. Me ha hecho mucha gracia ver la alegría que puede dar un hecho tan extraordinario y tan poco usual (imagino que otro países más acostumbrados, deben estar hartos de tanta nieve). También he visto muchos coches que patinaban y les costaba ir calle arriba porque no llevaban cadenas. Y he sufrido un poco con ellos... Y también me he encontrado con gente con dificultades que no he dudado en ayudar: una señora que necesitaba un paraguas para cruzar la calle; una chica que no sabía poner las cadenas y otra chica y yo, le hemos ayudado; una que se ha caído en la plaza Lesseps; acompañando con el paraguas a un hombre que llevaba a un abuelo en una silla de ruedas, a un centro de día. Ha sido un paseo no sólo para ver la nieve en directo y hacer un reportaje fotográfico (que podéis ver en la columna de la derecha en mi álbum Picasa), sino más bien para comprobar cómo nos comportamos los humanos en situaciones imprevisibles y cuando nos salimos de la rutina diaria, Y como la solidaridad es el motor que hace tirar adelante el mundo, en un hecho tan normal como un cambio de meteorología repentino (todo y que anunciado).
Desgraciadamente no todo el mundo ha vivido este día de una manera tan idílica. Por lo que se ve, todavía no estamos preparados para la nieve y el corte de carreteras, los problemas en los ferrocarriles, las caídas de árboles, los autobuses que no circulan, el colapso en las calles, los semáforos que no funcionan, las catenarias que caen, los cables de alta tensión caídos, los túneles de Vallvidrera, la Ronda de Dalt ... y la falta de información que ha llegado tarde y ha fastidiado a muchos. Espero que si habéis sido de estos últimos, no recordéis este día como una pesadilla.
Calle Balmes con PàduaPues bien, esta tarde, me he equipado bien y he salido para ver cómo nevaba. He ido andando, subiendo por la calle Balmes hasta la Plaza Kennedy, donde había una niebla que impedía ver más allá desde donde sale el Tranvía Azul. Había un montón de estudiantes, gente joven, niños con sus padres, jugando a tirarse bolas de nieve y haciendo fotos. Me ha hecho mucha gracia ver la alegría que puede dar un hecho tan extraordinario y tan poco usual (imagino que otro países más acostumbrados, deben estar hartos de tanta nieve). También he visto muchos coches que patinaban y les costaba ir calle arriba porque no llevaban cadenas. Y he sufrido un poco con ellos... Y también me he encontrado con gente con dificultades que no he dudado en ayudar: una señora que necesitaba un paraguas para cruzar la calle; una chica que no sabía poner las cadenas y otra chica y yo, le hemos ayudado; una que se ha caído en la plaza Lesseps; acompañando con el paraguas a un hombre que llevaba a un abuelo en una silla de ruedas, a un centro de día. Ha sido un paseo no sólo para ver la nieve en directo y hacer un reportaje fotográfico (que podéis ver en la columna de la derecha en mi álbum Picasa), sino más bien para comprobar cómo nos comportamos los humanos en situaciones imprevisibles y cuando nos salimos de la rutina diaria, Y como la solidaridad es el motor que hace tirar adelante el mundo, en un hecho tan normal como un cambio de meteorología repentino (todo y que anunciado).
Desgraciadamente no todo el mundo ha vivido este día de una manera tan idílica. Por lo que se ve, todavía no estamos preparados para la nieve y el corte de carreteras, los problemas en los ferrocarriles, las caídas de árboles, los autobuses que no circulan, el colapso en las calles, los semáforos que no funcionan, las catenarias que caen, los cables de alta tensión caídos, los túneles de Vallvidrera, la Ronda de Dalt ... y la falta de información que ha llegado tarde y ha fastidiado a muchos. Espero que si habéis sido de estos últimos, no recordéis este día como una pesadilla.
Origen y final del Tramvia Azul en la Plaça Kennedy
Intentando poner unas cadenas en la calle Balmes
Metro de Lesseps sobre las 16:00 de la tarde
Metro de Lesseps sobre las 18:00 de la tarde
Una calle cuando empezaba a nevar 14:00 La misma calle a las 18:30
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario!