miércoles, 17 de octubre de 2007

Bovarismo


La conversación de Charles era plana como la acera de una calle, y los lugares comunes de todo el mundo, vestidos con su ropaje más vulgar, desfilaban por ella sin lograr suscitar emoción, risa ni ilusiones. [...]. Pero éste, qué iba a enseñar, éste no sabia nada, no deseaba nada. La creía feliz y a ella le irritaba su calma tan firmemente asentada, por su serena gravedad y hasta por la felicidad que ella misma proporcionaba”.
Madame Bovary, Gustave Flaubert

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