Esta mañana he ido a la Festa del Comerç Just i la Banca ètica (La fiesta del comercio justo y la Banca ética) que se hace cada año. A pesar de que se celebra en muchos barrios de Barcelona, he ido a la de Sarrià. Curiosamente, coincide con la de El comerç al carrer (El comercio en la calle) que también aprovecha los primeros fines de semana de mayo ya que, todavía no hace mucho calor y la gente todavía no ha empezado el éxodo propio de los fines de semana de junio y julio. En ambas se ponen tenderetes de productos varios y de asociaciones del barrio, partidos políticos, etc. Todo vale. Si bien en la de Comerç Just, los tenderetes eran menos de 10, aunque eso sí, tenía paellada popular y un concierto, los del comercio tradicional (no sé si llamarlo capitalista, como si el otro no lo fuera...) tenían centenares de tenderetes y el perfil del visitante, era claramente muy diferente. No obstante, esto no tiene nada que ver y se pueden llevar a cabo acciones de comercio justo y solidario con cualquier perfil.
Y qué es lo que se quiere conseguir con las fiesta de Comerç Just?. Pues concienciar a la gente de que, por lo menos, se informe de qué y quien hay detrás de los productos que compramos (lo que comemos y con qué nos vestimos). De las condiciones de trabajo de los que han producido esos artículos y qué beneficios sociales hay en cada producción. De en cómo repercute al medio ambiente y a nuestro bolsillo.
Porque, a fín de cuentas, todos queremos vivir bien, a pesar de que hay muchos que no llegan ni a vivir dignamente. Que hay entidades financieras que se dedican a invertir sus beneficios a favor de proyectos sociales, teniendo la solidaridad como razón de ser, como FETS que se dedican a promover las finazas éticas y solidarias (Éstos dan una serie de charlas en la Casa Orlandai, los Cafès Econòmics).
Y ya que hablamos de consumir, consumamos con sentido y sensibilidad.Mirad la etiqueta de la ropa que lleváis?. Está hecha, en su mayoría, en China, Marruecos, México o Bangladesh?.Os habéis parado a pensar en las condiciones de los trabajadores de la industria téxtil en estos países?. Seguramente, os sonarán las maquilas de Centroamérica y Asia. La feroz industria téxtil, de la que todos somos partícipes en mayor o menor medida, beneficia a unos pocos y empobrece, todavía más, a muchos miles, que no tienen otra opción, expulsados de la agricultura, que acogerse a este modo de subsistencia.
No sé si habeis oido hablar de la campaña llevada a cabo por Setem, Ropalimpia, por la que quieren concienciar al consumidor sobre las condiciones de trabajo que hay en el sector téxtil, consumido mayoritariamente por los países desarrolados. Os recomiendo que os leáis algunas de las publicaciones sobre los acuerdos con marcas muy conocidas. El reportaje, China Blue, rodado en una fábrica téxtil de China, retrata todo ello.
Información, concienciación y...ACTUACIÓN!.Y ahora viene la pregunta del millón, qué podemos hacer nosotros?. No creo que tengamos la llave de la solución, si bien si todos ponemos nuestro granito de arena, podemos conseguir grandes cambios. Lograr que cambiemos nuestra manera de consumir, lleva tiempo y educación, sobretodo esto último. Pero hay algo más que, sobretodo en tiempos de vacas flacas, se hace más patente, la cuestión económica. Comparad el precio de una, pongamos, camiseta normal y corriente de una gran cadena y de una tienda de comercio justo. Evidentemente, la segunda es más cara. Y es así porque se le paga un precio justo al trabajador. Pero, cómo no resistirse a ir a la moda y por tan bajo precio en esta sociedad consumista en la que cada semana hay novedades en las tiendas?. Ayer lo comentaba con una amiga y, a pesar de que ella trabaja en el sector de ls ONG's ( y a la que desde aquí le deseo un feliz viaje de trabajo a Namibia) me decía que, ahora mismo, su economía no le permite consumir con productos de comercio justo. Que ojalá pudiera ayudar más, a pesar de que ya ayuda de otra manera.
Yo creo que se debe realizar un cambio de paradigma en el que haya otra serie de valores detrás y en consecuencia, un cambio en los hábitos de consumo. Espero y confío, que no sea sólo una quimera, una fiesta anual para lavar nuestras conciencias.
Porque, ya que consumimos, hagámoslo bien, no?.
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