
La mayoría de los niños, estan rodeados de muchas cosas y les falta lo más esencial: el amor de los padres, enteniendo este como,entre otras cosas, educar para la frustración. A mi entender, un niño que nunca se frustra, se acostumbra a que puede obtener todo en cualquier momente y no aprende a esperar para obtener lo que quiere.
La esencia del niño es satisfacer todos sus deseos y son los adultos los que han de ir “modulando” su conducta, por su bien psicológico y una saludable vida social. Cuando un niño no obtiene lo que desea- y aquí se ha de distinguir entre los deseos y las necesidades- ha de reconocer primero y aceptar después, su rabia e impotencia, como emociones más de su aprendizaje vital. Muchas veces oigo que los padres dicen a sus hijos que “la vida es así”, que “no se puede conseguir todo” o que “ahora no puede ser”. Y también hay padres que, más que dejar que el niño se quede frustrado y en conseqüéncia, con el aprendizaje, hay una recompensa para paliar lo que ha creado la propia frustración.
De adultos, hay muchas acciones encaminadas a compensar las frustraciones diarias.
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